El objetivo del proyecto era cubrir la fachada de una nave industrial, antiguo concesionario de coches, que se convirtió en una chocolatería Lindt y un restaurante McDonald’s.

61 paneles rectangulares de varios tamaños, construidos con perfiles de aluminio para una superficie total de 500 metros cuadrados, siempre continuos y sin puntos de conexión.

Los paneles se fijan a la estructura de acero de detrás con placas de anclaje especiales.
Los logotipos de la marca se pintan sobre el tejido de malla.

La idea del arquitecto era animar la fachada con efectos luminosos e insertar unos puntales detrás de la tela para que los paneles parecieran más ondulados y dieran movimiento.

Este tipo de aplicación de laarquitectura textil ha recibido muchos elogios en los últimos tiempos, de hecho es muy versátil, una especie de «caparazón» que permite cambiar el aspecto de los edificios existentes sin intervención estructural.